Hola amigos, hace unos días, regresé de hacer el camino de Invierno a Santiago. La aventura con mi amigo Miguel Ángel fue espectacular, el pasar por las Médulas, caminar entre castaños centenarios, a reventar de frutos, la Ribeira Sacra, con sus vertiginosas laderas sobre el Miño, que las vides no se caen porque están hincadas en la tierra. Las hermosas corredeiras a través de sus bosques, y sobre todo la compañía.
Bueno pues a pesar de todo hay «peros».
El primero de todos es el abandono total del peregrino en la zona de León, donde parece ser que el peregrino les sobra. Por lo apercibido, León sólo se interesa por el camino Francés, donde se puede gozar de todos los servicios, pero en el de Invierno, a pesar de la dureza de la primera etapa Ponferrada-Las Médulas, sólo hay un bar en todo el recorrido donde poder comerse un bocadillo, o beberse un vino. Pero también debo decir que la generosidad de la gente suple la falta de atención de la administración. En Borrenes, humilde pueblo a unos kilómetros de Las Médulas, nos hallábamos Miguel y yo echando un bocado junto a un bonito jardín, cuando apareció una persona de unos ochenta años con unas castañas recién asadas para que nos las comiéramos, «Sin Palabras»
Por hoy dejo mi relato para no ser pesado, pero el próximo día seguiré.
Hasta entonces.
Deja una respuesta