Hola, aquí os dejo otro párrafo del segundo capítulo de «Auge y caída de Vekaria, un reino olvidado»
–Aquel jinete era el hombre de confianza de mi bisabuela Toda, –luego, con una inspiración fuerte, como si le costara hacerlo continuó–: Había cabalgado sin descanso durante varias jornadas para cumplir las órdenes de mi bisabuela –en ese instante García Ramírez casi se detuvo en su narración para decir, como en un su- surro de admiración–: ¡Qué mujer!
–¿Qué decís, majestad? –preguntó don Sancho alterado por el bajo nivel de su voz.
–Nada…, nada –respondió García Ramírez quitándole impor- tancia–. Y allí estaba– continuó a la vez que sonreía con dificultad–, rodeado de enemigos y con las puntas de las lanzas en el cuello y el corazón, cuando uno de ellos habló:
–¿Qué pretendéis? –preguntó el jefe de la guardia con inquie-
–Entregar un mensaje de mi reina dirigido a Abderramán III,
califa de Córdoba –respondió con altivez.
No era normal que un mensajero real, de un reino enemigo, se presentara así, solo, sin escolta alguna, sin aviso previo. «Tampoco representa un gran peligro», reflexionó para sí el jefe de la guardia.
–¡Dadme el mensaje! –ordenó como dudando de la palabra de Munio.
Éste alargó la mano y dio un pergamino enrollado al guardia, quien, desconfiado miró el destinatario. Al ver a quien iba dirigido exclamó alarmado:
–¡Que espere aquí! –al instante se lanzó hacia la puerta con la rapidez que le permitían sus piernas, en busca de su superior.
Espero que os guste.
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